sábado, 5 de enero de 2013

Los bailarines son genéticamente diferentes a los "civiles"


La danza ha sido poco estudiada desde la neurociencia o desde la perspectiva genética, a pesar de su importancia en todas las culturas a lo largo de los siglos. La danza, como la música, es una actividad que data de la prehistoria que a veces era un ritual sagrado, una forma de comunicación, y en ocasiones una importante actividad social y de cortejo; finalmente, la danza es una forma de arte que existe en todas las culturas y se manifiesta de diferentes maneras. La danza, como una forma de arte expresivo se considera creativa especialmente cuando se compara con otros campos "no artísticos". También es una forma cultural que resulta de los diversos procesos creativos que manejan los cuerpos humanos en el espacio y el tiempo. Los bailarines profesionales poseen un talento excepcional resultante de las interacciones entre el comportamiento dirigido a un objetivo y procesos de percepción del cerebro que aun no han sido completamente caracterizados y entendidos por los campos de la psicología y la neurociencia cognitiva.

La danza puede parecer un fenotipo inusual para estudios de genética molecular humana, pero no es mas que dos fenotipos estrechamente relacionados: la música y el rendimiento deportivo. Tanto la música como el rendimiento deportivo son fenotipos complejos, cuya presentación esta moldeada por la interacción entre el medio ambiente y los genes. Se sugiere la idea de que la "danza" como fenotipo no es mas difícil de definir, sin embargo, los bailarines deben cumplir una serie de criterios con validez aparente considerable que los identifican: la flexibilidad, la agilidad, la coordinación, la gracia, el sentido del ritmo, un sentimiento por la música, y una capacidad creativa para expresarse a través del movimiento.

Se considera que la vasopresina podría contribuir al fenotipo de la danza, lo que refleja el papel de este gen en los comportamiento afiliativos, sociales y de cortejo, actividades vitales en muchas clases de danza. Bailar también se sirve de los recursos humanos espirituales como lo demuestra el papel de la danza en los ritos sagrados, se ha desmostrado que la serotonina juega un papel importante en la vivencia espiritual. Finalmente, muchos estudios muestran que la serotonina aumenta la liberación de vasopresina en el cerebro, lo que sugiere la idea de que estos genes son propensos a exhibir interacciones gen-gen. Curiosamente, la serotonina y la vasopresina interactuan en el hipotálamo para controlar el comportamiento comunicativo.

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